Al corriente: agosto 30, 2023
Elija textos (uno o varios) que funcionen para su congregación en su contexto.
Job 42,1-6
Convirtiéndonos en siervos de un Dios soberano y justo
¿Alguna vez hemos cuestionado la soberanía y la justicia de Dios? No fue fácil para Job entender la situación que atravesó y dejó claro que estaba enojado con Dios. Más tarde se arrepintió de su actitud y reconoció el gran poder y la perfecta justicia de Dios.
Dios sigue siendo soberano sobre el panorama general. Jesús dijo que cualquiera que dejara algo por el reino de Dios sería recompensado.
Actualmente la violencia en todas sus formas ha llegado a dominar todas las capas de la sociedad colombiana, que es mi contexto. No entendía hasta dónde llegaría la misericordia de Dios en mi trabajo de formar personas para un ministerio específico con la población que sufre (ancianos y migrantes de todas las edades).
- ¿Cómo escuchamos y vemos a Dios cuando nuestros ojos ven el sufrimiento de los migrantes a diario?
- ¿El corazón desgarrado de la viuda?
- ¿La violencia ejercida sobre el huérfano?
- ¿El miedo de la mujer embarazada que huye del padre violento?
- ¿El maltrato hacia la joven y el niño que ha sido rechazado?
El llamado a la iglesia es a tomar medidas para reducir el dolor en todas sus formas en su contexto, formando un pueblo nuevo que siembre paz, armonía, tranquilidad y verdad. Quienes son instruidos en la Palabra de Dios son transformados en su corazón para tomar decisiones por fe para permanecer a la luz del evangelio. Es allí que el texto de Job cobra vida, con ojos para ver el cuidado, el amor y la misericordia del Dios vivo tomando forma humana mientras camina con los débiles, los necesitados, los exiliados, los que han sufrido violencia.
La armonía expresada en “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo.” (Juan 14,27) es el tesoro de un corazón renovado y transformado por la fuerza de la Palabra que siente el dolor de hermanas y hermanos, y hasta da su vida por ellos.
En mi contexto, quienes sufren (los refugiados venezolanos y los ancianos) nos invitan a acompañarlos. Ellos necesitan ser cuidados en su dolor por quienes sentimos su aflicción junto a ellos.
Sólo Jesucristo en nosotros nos da la capacidad de caminar al lado y acompañar a los que sufren.
En mi contexto, los ancianos abandonados y los refugiados venezolanos son imágenes que forman un nuevo mosaico cultural. Estas son personas que enriquecen nuestra cultura al aportar visiones diversas, dando nacimiento a nuevas culturas.
La pregunta principal del libro de Job no desaparece: “¿Por qué los creyentes experimentan problemas y sufrimientos?”
¿Habría cambiado el mensaje de Job si Dios no lo hubiera restaurado a sus bendiciones anteriores? No.
Dios tiene el control del panorama general. El camino de la fe, incluso en medio del sufrimiento, es camino de vida.
—Maria Del Rosario Peña De Melo, Iglesia Cristiana Encuentro de Renovación y Restauración, Comunidad Menonita de Riohacha, Colombia |
Salmo 8
Convirtiéndonos en parte del gran panorama de Dios
Este es el primer salmo de alabanza del libro de los Salmos, todo un cántico de alabanza y adoración.
Este salmo declara la inmensa belleza y el tamaño de la creación de Dios, la tierra y todos los cielos. Nos ayuda a ofrecer nuestra alabanza y adoración a Dios, cuya gloria es más grande que la Creación (versículos 1, 3, 5-8). La majestuosa soberanía de Dios se revela de dos maneras muy diferentes: en las alturas de los cielos y en el polvo de la tierra. La imagen de Dios es grande.
Dios revela la majestad de Dios al derrotar a los enemigos a través de la debilidad de los niños y los bebés. Dios muestra la gloria de Dios al usar personas débiles para hacer la gran obra de Dios (versículos 2, 4-6). Dios todavía está comprometido en mostrar la gloria de Dios a través de personas débiles como usted y como yo.
David hace la misma pregunta filosófica que Job y que muchos otros hacen (versículo 4): “¿Qué somos los humanos para que te acuerdes de nosotros, los mortales para que te preocupes por nosotros?” En lugar de centrarse en el sufrimiento injusto, David celebra el hecho de que Dios nos ha dado gloria y honor más allá de lo que merecemos. Dios nos puso a cargo de este mundo, no para abusar de él, sino para cuidarlo, protegerlo y aprovecharlo al máximo, convirtiéndonos en parte del panorama general de Dios.
—Arli Klassen, Primera Iglesia Menonita, Kitchener, Canadá. |
Juan 10,14-16
Convirtiéndonos en parte del gran panorama de Dios
Hay momentos en los que nos preguntamos cómo Dios forma a un pueblo específico, comenzando con una persona y su familia en el Antiguo Testamento. Dios estableció un pacto con los patriarcas, con condiciones específicas que debían cumplir para ser el pueblo de Dios.
Pero, ¿qué pasa con las otras personas que no nacen en esta familia (de sangre) que Dios ha elegido? ¿Cómo es posible ser parte del pueblo de Dios?
De esto precisamente se trata el evangelio, “las buenas noticias” que nos dicen que por medio de Jesucristo todos somos bienvenidos a formar parte de este pueblo de Dios, de esta familia de Dios.
Dios nos llama y nosotros respondemos.
Venimos de diferentes partes del mundo, con diferentes costumbres, idiomas e ideas, pero con Jesucristo podemos ser uno, somos el pueblo de Dios. Jesucristo es nuestra guía, nuestro pastor que va delante de nosotros para caminar en la perfecta voluntad de Dios.
Veamos cómo el Evangelio de Juan nos muestra cómo Jesús es nuestro guía y nuestro pastor, y quiénes somos gracias a Jesús.
¿Qué aprendemos acerca del pastor, Jesucristo?
Jesús nuestro pastor es bueno y bondadoso. Esto lo experimentamos todos, transmitiendo confianza a todos los seguidores de Jesús. Jesucristo ama a todos por igual.
Jesús nuestro pastor conoce al Padre y el Padre conoce al pastor. Aprendemos a conocer a Jesús, al que seguimos, y saber que Jesús es bien conocido por el que lo envía también nos da confianza. Es necesaria una relación profunda entre los dos (Padre e Hijo) y ellos son uno.
Jesús nuestro pastor conoce a sus ovejas y sus ovejas lo conocen a él. Por supuesto, el pastor conoce bien a las ovejas que pertenecen a su rebaño, y de la misma manera las ovejas lo conocen como su propio pastor. El pastor pasa tiempo con ellas para conocerlas bien, y para que ellas puedan conocerlo. Jesucristo conoce a cada persona que lo sigue. Conoce y entiende cada necesidad o dificultad por la que pasan sus seguidores.
Jesús nuestro pastor está dispuesto a dar su vida por sus ovejas. Esta disposición es verdadera, aunque no todas sean “buenas” ovejas o “buenos” seguidores. Jesucristo dio su vida y derramó su sangre para salvar a todas las personas.
Jesús, nuestro pastor, recibe también a otras ovejas. El pastor no sólo cuida de las ovejas que ya están en su redil; constantemente está llamando a otras ovejas que están en busca de un pastor que las guíe. Él no rechaza a nadie y quiere que las demás ovejas vengan a él porque él dio su vida por todas ellas.
¿Qué aprendemos acerca de las ovejas en el rebaño?
Las ovejas conocen a su guía, a su pastor. Lo logran por medio de pasar tiempo con su líder y estando dispuestas a aprender de él. Solo conociendo a Jesucristo y siguiendo su ejemplo, podemos crecer en nuestra fe.
¿Qué aprendemos acerca de las otras ovejas?
Todas las ovejas son bienvenidas. Las otras ovejas que están por fuera aparentemente están perdidas y necesitan un hogar, alguien que las cuide y deben ser traídas al rebaño. Son recibidas en la familia de Dios.
Las otras ovejas también aprenderán a ser obedientes. También aprenderán a conocer a su buen pastor, así como a todas las demás ovejas del rebaño. Serán parte de la familia de Dios.
En resumen:
El pueblo de Dios es el rebaño que sigue a Jesús, el Buen Pastor, como su guía.
Jesús el Buen Pastor es quien guía al pueblo de Dios, es quien ha ido al frente como modelo para todos nosotros.
Todo el pueblo de Dios sigue a Jesús conociéndolo y formando un solo pueblo, y por lo tanto son un solo pueblo dentro de la voluntad de Dios.
—Mirta Pérez, Campo Alegre, Convención Evangélica Hermanos Menonitas Nivacle, Neuland Colony, Paraguay. |
Efesios 4,1-6
Viviendo en unidad
Objetivo: Que la iglesia entienda la importancia de vivir en unidad.
Una de las mayores preocupaciones de Jesús antes de su ascensión fue que la iglesia, su cuerpo en la tierra, permaneciera unida. En la oración final de Jesús, Jesús le pidió a su Padre que los creyentes fueran uno, para que el mundo pudiera creer su mensaje (Juan 17,21-23).
La efectividad del testimonio cristiano está directamente relacionada con la singularidad de la unidad cristiana. A lo largo de la historia ha habido muchos reinos, gobiernos, coaliciones, empresas, sociedades e incluso iglesias que se han dividido e incluso desaparecido por falta de unidad. El primer punto de Pablo sobre el valor del compromiso cristiano requiere unidad entre los creyentes. Cada congregación solo puede tener un impacto en la comunidad cuando caminamos juntos en el vínculo de la paz.
Pero es difícil caminar en unidad.
A. Caminar en unidad requiere actitudes disciplinadas.
- La unidad requiere valentía y fortaleza. (Efesios 4,1, 1 Corintios 16,13)
- Ilustración: Alejandro Magno tenía en su ejército un soldado temeroso, asustadizo y cobarde en la batalla. Este soldado se llamaba Alejandro. En cierta ocasión el rey lo llamó, y después de hablar un rato con él, bastante enfadado le dijo: “¡Cámbiate de nombre, o compórtate como un Alejandro!”.
- Todos los que se llaman cristianos deben comportarse como seguidores de Jesucristo: serle fieles, imitarle, obedecerle, seguirle... o cambiar de nombre; pero no llamarse a sí mismos cristianos.
- La unidad requiere humildad (Efesios 4,2, Romanos 12,3, Filipenses 2,3)
- La unidad requiere mansedumbre y paciencia (Efesios 4,2, Isaías 53,7, Mateo 5,5-9)
B. Caminar en unidad requiere atención incesante (Efesios 4,2-3)
- Se nos pide que nos soportemos continuamente unos a otros en amor; y guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
- La unidad requiere estar con mi semejante. Requiere apoyar a mis amigos, por ejemplo, aguantar su mal genio, sus bromas y tal vez… sus malos olores.
- La unidad requiere consideración y diligencia. Significa actuar con consideración para preservar la unidad y ser diligentes y rápidos para protegerla. Significa hacer todo lo posible por parte de uno para salvar la unidad.
- Se nos pide que hagamos estas cosas porque somos uno en Cristo (Efesios 4,4-6)
Aplicación:
- ¿Tus acciones y reacciones mejoran o destruyen la unidad de nuestra iglesia?
- ¿Cómo puedes hacer algo concreto para contribuir a la unidad de nuestra iglesia?
- Toma la decisión solemne de que, si algo no unifica o construye, no lo dirás y no lo harás.
- En este próximo año, ¿estamos todos dispuestos a trabajar en la unidad?
- Dios creó la unidad. Es nuestra tarea proteger la unidad en la iglesia.
—Freddy Barrón, Iglesia Evangélica Menonita Boliviana – Sinaí, Santa Cruz, Bolivia. |
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