Compartiendo dones con otras comuniones eclesiales

“Ser presidente de la Conferencia de Secretarios de Comuniones Cristianas Mundiales es un rol de servicio. Es un rol en el que se sirve a otros secretarios y secretarias, al preparar el orden del día, la logística y los materiales para nuestra reunión, y dirigiendo y facilitando discusiones sólidas sobre asuntos críticos para la iglesia cristiana mundial de la actualidad”, dice César García, secretario general del CMM. En noviembre del 2023, él fue reelegido como presidente para los próximos dos años. 

La Conferencia de Secretarios, que se reúne todos los años desde 1957 con algunas excepciones, no tiene objetivos programáticos ni adopta resoluciones. Sin embargo, la diversidad del liderazgo de las comuniones cristianas que participan en ella facilita el intercambio de información, el aprendizaje mutuo y el fomento de las relaciones fraternas entre las iglesias de todo el mundo.  

“En el proceso de trabajar con otros secretarios y escucharnos unos a otros, empezamos a establecer relaciones de confianza con otras comuniones cristianas”, dice César García. “Y al conocernos, podemos empezar a perseguir un área de interés particular para la mayoría de las personas participantes en la reunión”. 

“En algunos casos, traigo al CMM las discusiones que comenzaron en esta reunión anual. Se convierte en una semilla de trabajar juntos con algunas de estas iglesias en un esfuerzo específico. En un caso, el secretario general de la Federación Luterana Mundial vino a nuestra reunión del Concilio General para hablar de su camino personal y del camino de los luteranos en el proceso de ser una comunión mundial, una iglesia global”. 

“Otras veces, he sido invitado por otras comuniones mundiales a hablar en sus reuniones, específicamente para ofrecer perspectivas anabautistas sobre los temas que están debatiendo”, dice César García. 

“Una de las cosas que he hecho en mi función de presidente es aumentar los momentos en los que oramos juntos por una situación concreta. Una práctica frecuente en nuestras conversaciones es explorar cómo podemos responder conjuntamente a una crisis a la que se enfrentan nuestras iglesias o una región geográfica”. 

Además de compartir perspectivas y aprendizajes, las discusiones en estas reuniones siembran semillas de reconciliación.  

Por ejemplo, el diálogo oficial y el proceso de reconciliación entre luteranos y menonitas fue visualizado hace varios años por los secretarios generales de ambas comuniones. 

Más recientemente, debido a las reuniones en el encuentro anual de la Conferencia de Secretarios, el CMM y la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) han discutido iniciar un proceso similar de reconciliación entre las iglesias reformadas y las anabautistas. 

“Vivir nuestro ministerio de reconciliación es una de las cosas que queremos hacer, especialmente de cara a la conmemoración de los 500 años del movimiento anabautista”, dice César García. “La idea es recordar nuestra historia en el marco de nuestros diálogos con las iglesias católica, luterana y reformada y avanzar con una memoria sanada hacia el llamado que hemos recibido a seguir a Jesús en nuestra tradición anabautista.” 

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