Al corriente: junio 29, 2017
Bogotá, Colombia – Una celebración de una fiesta de 15 años en su iglesia, Casa de Oración, sacó de su casa en Manta, Ecuador a la familia de Ignacio y Liliana, más temprano de lo normal, el 16 de abril del 2016, justo antes de que hubiera un terremoto. El temblor de 7.8 grados en la escala de Richter mató casi 700 personas y dejó mas de 6.500 familias sin hogar, incluyendo a Ignacio y Liliana que se quedaron con sus padres después de que la caída de una pared de la casa de sus vecinos afectara sitio de su residencia.
Usualmente, Ignacio, un voluntario en medios audiovisuales en la Iglesia, sale antes que su esposa y dos hijos, pero con el culto que empezaba mas temprano esa tarde de sábado, los miembros de la familia salieron al mismo tiempo.
Estaban en la calle y todo se empezó a mover. El hijo menor de Ignacio cayó debajo del carro y las llantas casi le aplastan los pies. El temblor duró alrededor de un minuto.
Muchas familias como la de Ignacio y Liliana quedaron sin hogar, pero ésta familia (la de Ignacio y Liliana) pudo ver la mano de Dios representada en la ayuda que llegó desde Fondo de Diáconos del CMM, CCM, la Misión Menonita de Rosedale y otros.
En nombre de la Comisión de Diáconos del Congreso Mundial Menonita, Henk Stenvers (Secretario de la comisión) de los países bajos, Ephraim Disi Mbewe (obispo de la iglesia de los Hermanos en Cristo) de Malawi y Oscar Suárez (Representante de los YABs para América Latina) de Colombia, visitaron las ciudades de Manta y Portoviejo en la región mas afectada. La visita se realizó del 25 al 29 de enero del 2017 para escuchar historias como la de Ignacio y Liliana y para animar a los miembros de la Iglesia Evangélica Menonita Ecuatoriana.
La Comisión de Diáconos es responsable del bienestar de la comunidad global; de caminar junto con las iglesias miembros del CMM en sus tiempos de necesidad, ya sea causada por un desastre natural o por los gobiernos opresivos. La comisión de diáconos organiza visitas para “poner las manos sobre los hombros de los miembros y decirles: ‘Estamos con ustedes en estos momentos’”
En Ecuador, la respuesta de la iglesia Menonita es tanto espiritual como práctica. Miembros de la iglesia en Guayaquil vinieron a ayudar en la búsqueda de víctimas. Los miembros de la iglesia en Manta y Portoviejo formaron círculos de esperanza dando comida y agua a las familias que tenían las necesidades más apremiantes.
El pastor Juan Altamirano en Portoviejo les contó a los diáconos sobre el campamento improvisado para 2.800 personas, en donde unas 200 personas todavía esperan por alojamiento. Muchas gracias a Dios porque el desastre ocurrió el fin de semana cuando las torres de oficinas tenían menos trabajadores dentro, dice Altamirano.
“Hay mucho trabajo de reparación que se esta haciendo, pero la magnitud del daño es tal que tomará mucho tiempo para que todo vuelva a la normalidad,” dice Stenvers. “Es claro que la comunidad eclesial jugó y aún juega un rol importante en lo que sigue al desastre, [proveyendo] espacio para el lamento y apoyándose unos a otros.”
“Estas familias pudieron ver mas allá de las dificultades,…pudieron ver la mano de Dios, apoyándolos en todo momento,” dice Stenvers.
“Ellos perdieron sus casas,” dice Suárez, “pero con el apoyo de la familia anabautista mundial que dio ayuda económica, psicológica, y espiritual, se están recuperando de esta tragedia.”
“Podemos contar con nuestra familia mundial extendida y con la mano de Dios que nos hace mover en los problemas.”
Como parte de la visita de los diáconos del CMM a América Latina, Stenvers y Suárez también asistieron a reuniones en el Cono Sur. Miembros de las iglesias Menonitas de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay se reunieron del 21 al 25 de enero del 2017 en Buenos Aires. Los temas tratados incluían la identidad anabautista, la formación de lideres eclesiales, el rol de los jóvenes y las mujeres en la iglesia, la celebración de los 100 años de la presencia anabautista en Argentinaademás de presentaciones de organizaciones.
“Las reuniones estuvieron algunas veces llenas de risas y gozo, algunas veces tuvieron sensaciones de tristeza,” dice Stenvers. “Había un fuerte sentido de comunidad.”
“Compartir en escasez y en abundancia, en la risa y en la tristeza, fue una experiencia que amplió mi visión de mi familia extendida en el mundo,” dice Suárez.
De vuelta en Ecuador, el ánimo y el acompañamiento espiritual de la familia mundial anabautista ayuda a la iglesia en ese país “a reconstruir las piezas, sabiendo que nada les separará del amor de Dios que es en Cristo,” dice Disi.
¿E Ignacio? Él ha terminado de reconstruir su casa, mas grande y mejor organizada que antes del terremoto.
“Si un miembro del cuerpo sufre, todos los demás sufren también; y si un miembro recibe atención especial, todos los demás comparten su alegría” (1 Corintios 12,26).
—Comunicado del Congreso Mundial Menonita
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